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viernes, 25 de noviembre de 2016

PARQUE NACIONAL DE LAS TABLAS DE DAIMIEL


El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, tiene una superficie total de 3.030 hectáreas, y además de la declaración de Parque Nacional, cuenta con otros más reconocimientos internacionales, como ser Reserva de la Biosfera (1981), Humedal de Importancia Internacional por el Convenio de Ramsar (1982), o ZEPA (1988).








Las Tablas de Daimiel, son un humedal prácticamente único en Europa, y el último representante del ecosistema de tablas fluviales, muy característico antiguamente de la llanura central de la Península Ibérica. Es un ecosistema complejo, que mezcla las características de una llanura de inundación (producida por desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia), con la de un área de descarga de aguas subterráneas (que proceden de un gran acuífero).
Los desbordamientos, favorecidos por la escasez de pendiente en el terreno, llevan emparejados el desarrollo de una característica cubierta vegetal, que constituye un excepcional hábitat para la fauna ligada al medio acuático.
Con la declaración del Parque Nacional en 1973, se conservó uno de los ecosistemas más valiosos de la Mancha, asegurando la supervivencia de la avifauna que aquí inverna (pato cuchara, cerceta común, garza real) y nidifica (pato colorado, porrón europeo, garza imperial, garceta común, garcilla bueyera y cangrejera, martinete, avetoro, avetorillo, somormujo lavanco, zampullín, fumarel), creando así una Zona Integral de aves acuáticas. Existen también especies sedentarias, que pueden verse durante todo el año, como el ánade azulón o el aguilucho lagunero. Los anfibios que mejor caracterizan este espacio, son la rana común, la ranita de San Antonio, el gallipato y el sapillo moteado. También se encuentran especies autóctonas de peces, como el cacho, el calandino y la colmilleja. Entre los reptiles destacan los galápagos europeo y leproso, las culebras de agua, y la culebra bastarda. Los mamíferos más representativos son la nutria, el zorro, el jabalí, el conejo y el tejón. En definitiva, es un hábitat excepcional para la avifauna.
En cuanto a la flora, está condicionada por distintos factores, como la estacionalidad de las aguas, la salinidad, o la materia orgánica. Entre las formaciones más características del Parque Nacional, destaca la masiega (probablemente, el mayor masegar de Europa occidental). También son importantes las “ovas”, unas plantas subacuáticas que tapizan el fondo de Las Tablas, y que constituyen una fuente alimenticia de primer orden para la avifauna del medio acuático. Los tarayes, son los únicos árboles que existen en el interior del Parque, por su adaptación parcial al agua y su grado de salinidad, por lo que han vuelto a ocupar sus hábitats primitivos, rodeando las islas e iniciando la formación de un cinturón alrededor del espacio protegido. Otras plantas, como la enea, empiezan a recuperar su sitio tras haber mantenido una dura batalla con especies como el carrizo, que a consecuencia de la mayor escasez y cortedad de los actuales periodos de inundación, adoptó un comportamiento invasor, y provocó el desplazamiento del resto de comunidades vegetales, incluida la masiega.
  

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