El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se encuentra en la comarca de Sobrarbe, en la provincia de Huesca, y se reparte entre los términos municipales de Bielsa, Fanlo, Puértolas, Tella-Sin, Torla-Ordesa y Broto. La superficie que ocupa el Parque es de 15.608 hectáreas.
Uno de los factores más
determinantes de los altos valles del Pirineo Aragonés, ha sido su aislamiento
hasta épocas recientes, debido a su geografía accidentada, que ha servido para
conservar estos parajes y la arquitectura popular.
Existen vestigios
prehistóricos alrededor del macizo, que testifican la presencia humana desde el
Paleolítico superior (40.000 – 10.000 a. C.).
Desde siempre, el
hombre ha ido dejando su huella, trazando senderos y caminos, construyendo
puentes y cabañas, y aprovechando los bosques y pastos.
Las gentes de los Pirineos sólo
se sometían a sus propias normas, las que les permitían recibir su parte
de la cosecha, evitando los enfrentamientos. Las guerras en España o Francia
eran asuntos secundarios, pues lo importante eran las luchas y concordias de un
valle con otro, y las rivalidades y acuerdos entre sus pobladores. Para
sobrevivir era necesario entenderse. Estos pactos, que permitían la paz,
constituyeron durante siglos el entramado de la vida en estas montañas.
Por diversas circunstancias, como
la labor divulgadora y conservacionista de Lucien Briet y Pedro Pidal, se
propició el nacimiento de uno de los primeros parques nacionales del mundo, el
del Valle de Ordesa, siendo declarado el 16 de agosto de 1918. En el año 1966, para asegurar la
riqueza cinegética de buena parte de la cordillera, se declaran, alrededor del
Parque Nacional de Ordesa, las Reservas Nacionales de Caza de Viñamala y de Los
Circos.
En 1977, el Parque Nacional es
incluido en el Programa "Man and the Biosphere Programme" de la UNESCO, en
la Reserva de "Ordesa-Viñamala", coincidiendo con la Reserva de Caza
de Viñamala y el Parque Nacional del Valle de Ordesa (siendo este el núcleo de la
Reserva).
Tras la movilización de la
población, el proyecto de inundación del Cañón de Añisclo para su
aprovechamiento hidroeléctrico, es paralizado, y en 1982 el Parque Nacional se
amplía y reclasifica bajo el nombre de Parque Nacional de Ordesa y Monte
Perdido.
El Parque cuenta con los
siguientes reconocimientos internacionales:
- Reserva de la Biosfera, en 1977.
- ZEPA (Zona de especial protección para las aves), en 1988.
- Diploma del Consejo de Europa a la Conservación, en los años 1988, 1993 y 1998.
- Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 1997.
- Geoparque de la Unesco.
- Carta de cooperación entre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y el “Parc National des Pyrénées” en Francia.
La orografía del Parque Nacional
de Ordesa y Monte Perdido, está dominada por el macizo de las Tres Sorores (“Treserols”),
el macizo calcáreo más alto de Europa, compuesto por los picos Monte Perdido
(3.348m), Cilindro (3.328 m), y Añisclo (3.263 m). Del Monte Perdido,
descienden una serie de crestas montañosas y valles glaciares. El valle más
característico y emblemático del Parque es el valle de Ordesa, recorrido por el
río Arazas, y origen del Parque Nacional (que se abre en dirección este-oeste),
pero también destacan el Cañón de Añisclo (surcado por el río Bellós, en dirección
Norte-Sur), las Gargantas de Escuaín (por donde pasa el río Yaga, en dirección
Sureste) y el valle de Pineta (recorrido por el Cinca, en dirección Este).
La morfología del Parque se debe
a dos orogenias, pero principalmente al plegamiento y elevación alpina de la era
Terciaria, para que posteriormente fuera moldeada por la erosión glaciar
durante la era Cuaternaria, dando lugar a una serie de circos y valles
glaciares muy definidos. La mayor parte de la roca del Parque Nacional es
caliza, por lo que es sencillo encontrarse con múltiples cuevas, cañones o simas.
Las zonas altas del parque
(altitudes superiores a los 2000 metros) son extremadamente áridas, ya que toda el
agua procedente de precipitaciones es recogida por el sistema kárstico. En
cambio, los fondos de los valles están cubiertos con una exuberante vegetación,
donde dominan las hayas y los abetos, que van dejando paso al pino negro según aumenta
la altitud.
- Sector Añisclo.
- Sector Escuaín.
- Sector Ordesa.
- Sector Pineta.
- Monte Perdido.
- Valle Bujaruelo.
La gran variedad de ambientes,
determina una riqueza faunística y una amplia representación de especies
animales. En total, se han catalogado un total de 5 especies de anfibios, 8
reptiles, 106 aves (de las que 65 hacen nidos en el Parque), y 32 mamíferos.
Algunas de las especies que se
pueden visualizar en el entorno del Parque, son el rebeco, el corzo, el jabalí,
el ciervo, y el oso pardo. Además, hay que añadir una enorme variedad de
pequeños mamíferos, como nutrias, zorros, marmotas, gatos monteses, lirones,
tejones, ardillas, hurones, topillos, musarañas...
La avifauna que allí habita,
son especies como el urogallo, la lechuza de Tengmalm, el pito
negro o el chotacabras, entre otros.
En cuanto a aves de gran tamaño,
destaca el quebrantahuesos (una de las aves más grandes del planeta), aunque
también están presentes el águila real (el depredador más considerable), el
buitre leonado, el buitre negro, y el alimoche.
Entre los numerosos anfibios,
destaca la Rana pyrenaica, endemismo del Pirineo, que vive en torrentes de agua
limpia; o el tritón pirenaico, indicador de la pureza de las aguas del Parque.
En definitiva, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un lugar perfecto para desconectar, recargar energía, y admirar la belleza del entorno que lo rodea.
En definitiva, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un lugar perfecto para desconectar, recargar energía, y admirar la belleza del entorno que lo rodea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario