Doñana es un complejo mosaico de
paisajes, que se derraman formando un paraíso para las aves, en el humedal más
importante de todo el continente europeo.
El Espacio Natural de Doñana se
sitúa al suroeste de la península ibérica, entre las desembocaduras de los ríos
Tinto y Guadalquivir. Su superficie se extiende por los municipios de Almonte,
Moguer, Lucena del Puerto, Palos de la Frontera, Hinojos, Rociana del Condado,
Bollullos Par del Condado y Bonares en la provincia de Huelva, Sanlúcar de Barrameda
en la provincia de Cádiz, y Pilas, Villamanrique de la Condesa, Aznalcázar,
Isla Mayor y La Puebla del Río en la provincia de Sevilla.
Se han encontrado textos
históricos que confirman la presencia en Doñana de tartessos, fenicios, romanos
y árabes, además de crónicas del siglo XIII, que mencionan estas tierras como
lugar preferido de caza para la realeza.
El término “Doñana”, hace alusión
a una de sus más ilustres habitantes, Doña Ana de Mendoza, hija de la princesa
de Éboli, y casada con Alonso Pérez de Guzmán y Sotomayor, el séptimo duque de
Medina Sidonia, que se retiró a vivir a estas tierras en el siglo XVI.
Doñana debe su existencia a José
Antonio Valverde, un ilustre científico español que, en los años 60, consiguió
convencer a las autoridades de entonces de la importancia de preservar estas
tierras. Actualmente, uno de los Centros de Visitantes de Doñana lleva su
nombre.
Con una extensión de 54.251
hectáreas, fue declarado Parque Nacional el 28 de octubre de 1969. En 1980, la UNESCO
clasificó el Parque nacional de Doñana como Reserva de la Biosfera, y en 1994,
fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad.
Entre los variopintos paisajes
que también forman Doñana, destacan el sistema de dunas en movimiento que
discurre entre Matalascañas y la desembocadura del Guadalquivir, con más de 25
kilómetros de playa virgen y arenas blancas; la duna fósil del Asperillo, con
más de 30 metros de altura; o el acantilado del mismo nombre, formado por
areniscas de colores entre naranja y ocre, debido a las aguas ricas en óxido de
hierro que manan por los chorros.
Mientras que en los complejos
lagunares dominan plantas adaptadas a este hábitat (carrizo, enea, junco de
bolitas y bayunco), según nos alejamos van apareciendo otras especies vinculadas
a la vera o a los cauces fluviales. En las primeras domina el alcornoque junto
a una cohorte formada por madroño y mirtos, entre otros; mientras en los
segundos el sauce sanguino (un endemismo del Terciario), forma verdaderos
bosques cerrados, junto a otros como helecho real, fresno, álamo blanco,
zarzaparrillas, madreselvas… El encuentro de ecosistemas tan diversos es un
factor principal para que Doñana se constituya como un verdadero paraíso para
las aves, pues cuenta con la presencia de más de 120 especies que tienen como
mayor exponente las pajareras, una verdadera explosión de sonido, color y vida.
En cotos y corrales, los suelos
permiten la existencia de bosques de pino piñonero, como Coto del Rey, El
Abalario o el Pinar de la Algaida, que comparten hábitat con el llamado monte
negro (mirto, lentisco, jaguarzo morisco), y blanco (romero, tomillo, lavanda,
jaguarzo blanco y amarillo), según se transita de suelos más húmedos y bajos, a
otros de mayor altitud y aridez. Aquí se cobijan tres de las especies más amenazadas
del planeta, como lo son el lince ibérico, el águila imperial y la tortuga mora,
además de otros mamíferos, reptiles y aves.
Estabilizando las dunas, y en la
costa, aparecen plantas que soportan una mayor aridez y el azote de viento, arena
y sal, también llamados bosques despeinados (camarina, sabina, clavelinas,
barrón).
La importancia ambiental de este
territorio condiciona la calidad de la experiencia.
Existen diferentes opciones para
visitar el parque, por ejemplo, puede hacerse a través de la amplia red de
senderos (ya sea mediante senderismo o cicloturismo), en un todo terreno con
guía intérprete (conociendo tanto el patrimonio natural como los usos tradicionales),
o navegar en el Buque Real Fernando (que se desplaza por el Guadalquivir, desde
Sanlúcar de Barrameda). Otros recursos más que singulares son la “saca de
yeguas”, que anualmente se viene desarrollando en Almonte desde hace más de
cinco siglos; la casa palacio del Acebrón, que da cobertura a las vivencias
cotidianas de este espacio natural, con especial dedicación a la romería de “El
Rocío”, la más importante de la Península;
o las torres almenaras de la costa, como las de Carboneros, Zalabar y
Pico del Loro, todas construidas en el siglo XVI como defensa de piratas y
corsarios.
El Centro de Visitantes “Fábrica de Hielo”, localizado en Bajo de Guía, en Sanlúcar de Barrameda, es una puerta abierta para conocer el espacio natural de Doñana. La “Fábrica de Hielo” ofrece una visión general de este espacio, y da a conocer sus distintos aspectos, desde la flora y la fauna que componen el paisaje, hasta la riqueza del ecosistema marino asociado a la desembocadura del Guadalquivir.
El Parque Nacional de Doñana es una joya de la Península Ibérica, porque es un lugar único, donde poder ver paisajes que no es posible encontrar en otro lugar, y animales que están viviendo en peligro de extinción, haciendo de este, uno de los pocos lugares donde verlos.
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